STOP AL GENOCIDIO DE PALESTINA
STOP A TODAS LAS GUERRAS Y GENOCIDIOS
La colonialidad es el fantasma que organiza el sistema racial capitalista cisheterosexualista capacitista patriarcal. Los feminismos trajeron la reflexión de que había que ponerse las gafas lilas para poder empezar a ver el mundo de una manera diferente a la establecida y construir otras realidades. La decolonialidad promueve la urgente necesidad de que tomemos conciencia de cómo opera la violenta maquinaria de la colonialidad para desmontarla. De esta manera, tomando la metáfora de los feminismos es urgente que nos pongamos las gafas decoloniales para tomar conciencia y pasar a la acción y hacer desaparecer al fantasma poniéndolo en primer plano para poder enfrentarlo con conciencia.
Es urgente porque el globo terráqueo hierve. Sí, hierve y cada vez aumenta más la temperatura. Las brasas se encendieron ya hace muchos siglos en Europa cuando ganó la cristiandad ortodoxa versus otras ramas cristianas y espirituales y se separó de la cosmovisión alineada con la tierra. Con esta victoria se creó de manera inherente la polarización: entre ortodoxia y heterodoxia. Aquellas personas que no respetaban la ortodoxia, que no respetaban el camino recto y por tanto la doxa correcta se convirtieron en los enemigos, paganxs, herejes, brujas, impíos, pecadoras, pecadores, sodomitas, falsos cristianxs, etc. Dibujando así, un “nosotros” y un “otros”, que cada más lejos estaba del centro, más otro, más enemigo y más se castigaba o se exterminaba. Esta otredad iría perfeccionándose con los dispositivos de poder del ego conquistus europeo, del yo conquisto, luego existo que nos ha enseñado Enrique Dussel que derivarían en un nosotros hegemónico, y, diferentes otrxs, más enemigx, más inferiores cuánto más lejos del centro hegemónico. Un ego conquistus también hacia la tierra que ha justificado su ecocidio.

Just found today. Only the shoes remained.
sacada del ig de Mosab Abu Toha, autor de Forest of noise
La cristiandad puso a prueba la estrategia del ego conquistus con la expulsión en diferentes oleadas, de las personas judías, musulmanas, mudéjares, conversas, gitanas de la Península Ibérica. Esas personas judías, musulmanas, mudéjares y conversas eran personas que vivían en la Península, y me tomo la licencia de utilizar la palabra indígena, para decir que, eran indígenas del territorio, indígenas expulsadas por la cristiandad, deviniendo en la diáspora, en términos actuales, refugiadas y migrantes en los países de acogida. Esta estrategia ego conquistus, también pasaría con la ocupación y genocidio de las personas indígenas de las “Islas Canarias”.
Es esta concentración, expulsión y muerte de cierto tipo de personas indígenas leídas como otras, que alimenta el mito fundacional de la colonialidad y de los futuros estados nación. La cristiandad europea en su afán por querer crear un dogma religioso y de sangre, no concibe la posibilidad de que haya entre sus filas, en sus comunidades, personas pluriversas que puedan convivir. Es impensable e inaudito. La mentalidad teológica cristiana del camino recto, acabará estableciéndose como estructura y control social, mental y de clase económica.
El proceso que empezó en ese mito fundacional de la colonialidad y que iría ciclando y escalando el conflicto, con sus diferentes episodios de conquistas y expulsiones, yo lo veo como un proceso de grupo. Trabajo de Proceso entiende un proceso de grupo como un espacio en el cuál se puedan explorar y facilitar las diferentes partes del proceso de manera consciente. Diciendo esto, estoy diciendo que el proceso colonial en el cuál estamos inmersas, es un proceso de grupo, sin conciencia.
El proceso de grupo en cuál estamos inmersas, ha ido ciclando por diferentes episodios de conquistas y expulsiones. Aquí voy a nombrar sólo algunas y voy a omitir, la Ley de Extranjería o el espacio Schengen, que son también parte de este proceso: el genocidio y epistemicidio de Abya Yala con el gran salto del Atlántico en busca de las Indias por parte de Colón y que erróneamente se encontraría con Abya Yala, la colonialidad en Asia, en África y la trata de esclavxs. Vemos como siguió ciclando con la creación de estados ficticios en territorios colonizados y seguiría ciclando, entre otros conflictos y genocidios, con la Segunda Guerra Mundial.
Me detengo con la Segunda Guerra Mundial para puntualizar que el nazismo y el fascismo, es el efecto boomerang del supremacismo blanco, tal como nos dice Aimé Cesaire en su Discurso sobre el colonialismo. El proceso siguió ciclando tras el genocidio perpetuado por los nazis a personas judías, gitanas, discas, disidencias sexuales, (etc) con la otorgación en manos de la ONU de un territorio, que replicaba las políticas coloniales de Estado nación, y me refiero: al estado de Israel en tierra palestina. Ese territorio que otorgó la ONU, obviamente, no fue dentro de Europa, claro que no, como tampoco se pensó que quizá las personas judías no necesitaban ese “otro” territorio, si la Europa blanca hacia el trabajo que le tocaba hacer: desmontar el mito fundacional colonial racista. No lo hizo, y en parte, el propio racismo y la culpa, crearon otra expulsión camuflada de las personas judías de Europa: el estado de Israel.
Es un proceso de grupo en el cual seguimos ciclando, y en el cual estamos en estados alterados constantes sean de congelamiento, de negación, de invisibilización, de culpa: espejo de la blanquitud cristiana europea y un proceso que Robin DiAngelo denomina “fragilidad” “fragilidad blanca” y un trauma que, como hemos visto, comenzó hace muchos siglos. Seguimos ciclando porque Europa no quiere asumir su responsabilidad. Europa sigue echando leña al fuego cuando lo que debería hacer es asumir su responsabilidad y desmantelar la colonialidad.
Yo quiero dejar de ciclar, quiero coger responsabilidad:
– Yo sol, bastarda de esta mal llamada civilización occidental, en tanto que persona migrante multirracial, que vivo en Barcelona, en una Barcelona que eliminó su barrio judío en 1424 porque se consideraba que ya no había judíxs tras el asalto de 1391, que vive en Madínat Barxiluna islámica hasta su expulsión, que vive en el territorio de los Reyes Católicos y sus políticas genocidas, que vive en el territorio del Imperio, puedo tomar mi parte blanca y decir:
Hemos creado una cosmovisión basada en el poder hegemónico de la blanquitud en las que se nos permite definir, jerarquizar, inferiorizar, separar, odiar, concentrar, expulsar, matar, definir qué vidas valen y las que no. Hemos creado países o estados nación ficticios, hemos robado a la tierra para la comodidad de unxs pocos, seguimos robando a la tierra y a otrxs territorios, generando guerras para el beneficio de lxs mismxs. Hemos creado una cosmovisión en la cual, podemos robarle a la naturaleza sin pedirle permiso, podemos torturar y matar a la tierra, porque así, lo sentimos, nos sentimos legítimos para hacerlo para la comodidad de unxs pocxs.
La tierra hierve porque una vez que encendimos las brasas, no nos hemos encargado de apagarlas. Por el contrario, las hemos atizado y las seguimos atizando aun más: enviando armas a Israel y a otros conflictos, permaneciendo neutrales, teniendo miedo, teniendo culpa, congelándonos, mirando hacia otro lado, no diciendo Basta.
Basta a la violencia de la colonialidad, basta a su mentalidad, basta al supremacismo blanco, basta.
Stop al Genocidio en Palestina. ¡Stop a todos los genocidios!
Sol Abejón Olivera,
Historiadora decolonial, Diplomada en Trabajo de Procesos y artista.
Autora de: Pecadoras. Genealogía de la cultura del castigo y las prisiones de mujeres.
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