El 13 de marzo, día en el que el Estado Español anunciaba el estado de alarma, recibía el título de diplomada en Psicología Orientada a Procesos. Gill Emslie, directora de la escuela, mi maestra y mentora durante estos nueve años, apoyaba el canto plano de su espada sobre mi hombro, abriendo conmigo la puerta que simboliza el final de un largo camino y el inicio de nuevas aventuras.
Corría el año 2007 cuando en Teatraviesas, mi grupo de activismos y teatro, pedimos ayuda para lidiar con conflictos intensos que nos teatravesaban. Neus Andreu , tú viniste a facilitar aquel difícil momento, y algo casi imperceptible me susurró al oído: “toma esa senda”.
Abriste un camino que hemos seguido tantas. Gracias por esparcir las semillas del Trabajo de Procesos por estas tierras, por tu impulso y tu espíritu visionario. Es un honor ser tu compañera en este viaje del vivir.
En el año 2009, con Fil a l’agulla recién nacida, y junto con César, organizamos tres seminarios de prueba. ¿Será que esto del Trabajo de Procesos puede interesarle a alguien?
Los seminarios tuvieron lugar en Can Girona, una vieja casa abandonada en medio de la Sierra de la Marina. Ese fue el escenario en el que te conocí, Gill Emslie . Me dejé alumbrar por tu espíritu chamánico y tus artes de profesora. Quizás fue la primera vez en toda mi vida en la que, recibiendo clase, pude sentirme en algún momento completamente bienvenida. La senda que estaba siguiendo me avivaba el corazón.
Después de aquello decidisteis, Neus, César y Gill, fundar la Escuela de Trabajo de Procesos y eso a lo que vosotras disteis vida, cambió la mía.
El primer seminario de Fundamentos de la Escuela de Trabajo de Procesos, tuvo lugar el 27 de mayo de 2011. Ese mismo fin de semana la Plaza Cataluña era desalojada por la policía. Muchas de las que estábamos allá habíamos acampado en la plaza los días anteriores y nos habíamos organizado en una flotilla de facilitadoras que apoyaba los intensos debates de algunas comisiones.
Iniciaba en mi un viaje profundo en el que ir entendiendo la importancia de transformar dentro lo que queríamos transformar fuera. Fue necesario coraje para enfrentarme a los más temibles dragones, descubrir la magia que contienen mis estados de congelamiento y dejarme viajar por el silencio de la tundra. Perderme en las oscuras noches del alma, abrirme a la sorpresa lúcida que me conecta con mis anhelos profundos, cultivar una suave compasión y dejarme tocar por la confianza en el misterio que mueve el universo.
Durante este camino, tu presencia mentora, Gill, me han ayudado a valorar mi propia manera de aprender, de ser estudiante y de ser profesora. Recibir ese regalo me llena de un gozo que lejos de caber en mi cuerpo se expande por los confines del más allá.
En una de mis memorias de infancia unos payasos me sacaron al centro del escenario del circo y me preguntaron qué quería ser de mayor. “Estudiadora”, les contesté. Ahora el calvario de los años de escuela cobra un sentido redentor y me ayuda a entender más profundamente quién soy y qué estoy haciendo aquí. Gracias.
Can Fulló, otra de las míticas casas en la montaña que acogieron los inicios de la escuela, nos presentó por primera vez. Me sentí atraída por esa increíble energía fogosa, directa y magistralmente dirigida que observé en ti en aquel seminario, Evelyn Figueroa . Yo me había ido y la vuelta a fase uno me requería elegir nueva terapeuta. No hubo dudas. Cuántas caras de mí me has ayudado a descubrir, con tu estilo descarado, compasivo y valiente durante estos ocho años. Has estado a mi lado siempre. El amor con el que me has enseñado a mirarme y a quererme me entrelaza a ti en un horizonte infinito. Tu viaje a Barcelona en mis exámenes finales fue muy importante para mi. Gracias por tu amoroso apoyo incondicional. Ahora ya…, vives en mí.
La primera puerta de esta Historia Interminable, de este apasionante viaje del héroe, apareció en mi último examen de la fase uno. Canal visual. Boris Sopko eras el examinador. Me pediste analizar un sueño. Qué hermosa sensación la de sentir al examinador mirando el mundo desde mi lado y no enfrente de mí, casi en contra. Curioso, queriendo saber más sobre cómo lo veía yo, me contagiaste tu entusiasmo por descubrir quién soy. Disfrutamos juntas las maravillas que trae el pensarlo de esa manera. Al acabar aquel examen la puerta de la habitación de la sala de Casanova se había transformado. Allá estaban las dos esfinges. La mirada de la una siendo sostenida por la otra, intuyendo la presencia de una nueva guerrera que pretende cruzar el umbral. El mandato de las esfinges es fulminar con su mirada todas las personas que caminen por aquella senda desconectada de su corazón. Yo era un corazón con patas. Respiré. Tomé el pomo, abrí la puerta y crucé el umbral: a fase dos.
En aquella fase de los estudios necesitaba contactar con una supervisora que me ayudara a saltar a mi nueva identidad de terapeuta. Tuve la suerte de encontrarte en el camino, Lety Mendoza . Tu mirada apreciativa me ha ayudado a conocer más y mejor mis habilidades, a desplegarlas y a convertir lo que al principio podía parecer un error, en oro y diamantes, en el elixir mágico que ayudaba a que ese momento tomase realmente sentido. Siento tu presencia como un manto amoroso que me envuelve, me aprecia y se convierte en alfombra voladora que me ofrece el apoyo que necesito para desplegar el proceso que está ocurriendo en el momento. Ojalá pueda verte presencialmente en algún momento de la vida, para celebrar todo lo vivido juntas con una pantalla intermediando. Viva internet y la no localidad. Gracias, gracias.
En la recta final de los estudios, entrenarme contigo, Kate Jobe , fue un regalo caído del cielo. Observaste la tensión de mi mandíbula. Me guiaste de vuelta a casa y me ayudaste a afrontar una lucha que me empeñaba en esquivar, un cuerpo a cuerpo con mi poder que me hizo despertar a mi impacto en el mundo, igual que despierta el agua cuando arrojas una piedra al lago. Gracias por tu sostén, tus afinados feedbacks, por mirarme tan atentamente, por verme y
por celebrarme. Es un honor haber contado contigo como profesora. Y también como examinadora. Tanto en los exámenes de progreso como en los finales, disfruté muchísimo aprendiendo contigo. Gracias por hacer las cosas fáciles.
Alexandra Vassilou. Nos conocimos gracias al programa de Maestras Empoderadas aquí en Barcelona y te convertiste en una referente para mí a la vez que en una compañera. La manera llana que nos hizo conectar durante aquella semana, tu espíritu activista, tu posicionamiento y tu manera de estar en el mundo me ha inspirado profundamente. Te pedí que fueses la supervisora de mi trabajo final y me hiciste el regalo de aceptar. Has tenido una paciencia infinita con el idioma, madre de dios, qué difícil se puso a momentos esto de la traducción. Pero estuviste ahí, apoyando mis ideas y ayudándome a organizarlas y a llevarlas más lejos, conectando con el sentido profundo de mis tesis. Gracias, gracias, gracias!
En el último año del viaje, la escuela nos hizo la sugerencia a las siete personas que íbamos en noviembre 2019 a exámenes, de hacer supervisiones conjuntas. Cada vez que viniste a Barcelona, Lily Vassilou , nos hiciste espacio en tu agenda y tantas horas de supervisión grupal online. Te imagino con una lija en la mano, limando cuidadosamente todos nuestros cantos. Apasionada profesora, magistral, tu manera de señalar los puntos de aprendizaje me la llevo conmigo para siempre. Ojalá pueda copiarte en esto. Muchísimas gracias querida Lily.
Quiero agradecer también a todas las profesoras que habéis sido mis maestras en este largo y apasionante camino de la diplomatura: Pat Black, Jan Dworkin, Dawn Menken, Jean Claude Audergon, Arlene Audergon, Carol Zahner, Ana Rhodes.
A las siete magníficas, seis más yo: Anna Pujol, Bárbara Rabinad, Sergi Barrientos, Conchi Piñeiro, Eva Sanchez y Núria Danés.
A mi peergroup extraoficial, este gran territorio de entrenamiento que es Fil a l’agulla y el equipo que lo forma, que además me ha dado un incalculable apoyo económico para hacer que el camino fuese posible.
A mi peergroup oficial, que a la práctica has sido sobre todo tú, Núria Mateu . Gracias por enseñarme que la depresión es un estado fértil y que en mi vulnerabilidad reside una fuente inagotable de fortaleza.
A todas y cada una de las personas que formáis o habéis formado parte de esta comunidad. Es guapísimo sentir este círculo que sostiene y nutre, a mí, a la escuela, al instituto, y que hace posible que todo este aprendizaje se esté dando en cada una de nosotras y se traduzca en transformación también fuera! Celebro donde está llegando el Trabajo de Procesos hoy, y eso también es gracias a esta enorme comunidad! Gracias, Gracias!
A Cesar Fernández y Mireia Parera , por pasar por aquí antes que nosotras, dejando este olorcito tan rico. Y Mireia, gracias por ese inestimable salchicheo.
A Noemí Caneyes , qué gran traductora. Te debo una cena.
A Arena Petit, por todas esas horas de estar ahí, navegándome. A Hugo Carro y Maria José Ibarra , por dármelo todo.
Y ahora sí, por último, ya desde el otro lado del umbral, gracias Andy Smith por darle volada a mi personal estilo. Nos hemos conocido más en este último tramito, entre mis exámenes finales y el profundizar en los huecos del aprendizaje que faltaba afinar antes de ser diplomada. Sigo contando con tu apoyo como supervisor en mi rol de facilitadora y terapeuta. Qué suerte! Gracias!
Nada cambia con este título, el camino continúa. ¿Quién dijo que para entender algo sobre el Trabajo de Procesos tenían que pasar 20 años, 30, 40? Y a la vez…cambia todo! Qué maravilla! Qué increíble sensación de satisfacción!
Que suene la música, que se muevan los cuerpos al son de la celebración! Arriba los corazones!
It’s raining oranges, hallelujah, it’s raining oranges, amen…
P.D. Arnold Mindell y todas las personas que habéis contribuido a crear y desarrollar este paradigma, os comparto mi enorme gratitud. Gracias.